|
|
|
|
Rodrigo Zúñiga (Poeta y Miembro Fundador) |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Rodrigo Zúñiga
(Poeta)
De Guápiles, vive actualmente en San Pedro de Montes de Oca.
Profesor de inglés y psicólogo. Asistió al Círculo de Poetas Costarricenses (2003-2004) y es miembro del Taller Literario Poiesis desde el 2009. Participando en varios recitales.Tiene inéditos los poemarios: DESHOJAR EL RELOJ, CRÓNICA SIN AYER y un libro de corte psicosocial en proceso.
DE AMARILLOS LEJANOS
Me agradó verte,
con tu vestido
de amarillos lejanos,
con tu hálito de ayeres
y la prohibida nostalgia
que corrió temerosa,
algo avergonzada,
entre mis manos.
Aunque fui yo
quien se azotó
contra el olvido,
y siga almacenando
rencores en cada hendija.
Yo solo quería
que te fueras una vez
para verte volver para siempre,
y prender a tus pies
el retorno más constante
para mi abrazo;
sí, que te fueras,
pero sin dejarme
acompañando esperanzas
en el rescoldo más esquinero
de tu recuerdo.
Me agradó verte,
aunque disimulara sangre y palabras
en la mirada,
esta vez no quería que te fueras,
pero los dos sabemos que tu regreso
ya se hos ha marchado para siempre.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Poema de la Semana 11 al 17 de febrero 2013 |
|
|
|
|
|
|
Esta vez, como poema de la semana, hemos escogido un pequeño cuento, muy poético, que escribiera Isabel Hernández y que leyera durante el Recital-Homenaje que POIESIS le dedicase a Luz Ala Chacón. He aquí el breve relato, casi prosa poética:
Domadora del tiempo
A Luz Alba Chacón
Quien coquetea con el tiempo hecho metáfora
Con la sabiduría de quien carga la curiosidad siempre en una pequeña bolsita color rojo; ella resucitaba laberintos. Algunos habían muerto por una pasión, otros por venganza, hubo uno que se ahogó en un río, dejando pequeños caminos huérfanos.
Por eso el Tiempo se enamoró de la dirección exacta de su sonrisa: un guiño, una carcajada, unas cuantas letras acariciando su espalda y de pronto... todos los labios de la historia le susurraban mares y montañas en sus ojos.
El Tiempo quiso ser carne para ella, pero finalmente concluyó que la mejor manera de entregarse era respirando poemas desde la hoja en blanco.
Por eso, a partir de ese instante, cada uno de los minutos se empapa de tinta, solo para verla desenvainarle la mirada al tiempo.
Isabel Hernández
|
|
|
|
|